lunes, 12 de marzo de 2007

Lo que realmente importa

Tras tanto patuleo, tantos pepiños y Acebes, lanzándose dardos envenenados sobre temas tan delicados como el terrorismo y el apoyo a las víctimas, existe una ciudadanía, la española, que tres años después de los brutales atentados que costaron la vida a 192 personas, hirieron a más de 1500 y destruyeron las ilusiones de otros muchos, sigue movilizándose en torno al recuerdo de aquellos inocentes que cogieron un tren del que no bajarían vivos.



Ayer se inauguró un monumento en Atocha, en honor de estos inocentes, que además de bello, destaca por su sencillez, y es que el dolor no ha de quedar representado en ostentaciones. Cualquier estructura de hierro, piedra, metal, cristal... no devolverá las vidas a los familiares de los 192 muertos. Todo lo que se haga es insuficiente. Sin embargo sería injusto reconocer el acierto en el diseño y en la elaboración del mismo.


Numerosos españoles ya se han acercado a verlo, y la marea humana seguro que continuará semanas y semanas. Ello no hace más que evidenciar, que tres años después, el 11-M no se nos ha olvidado a nadie. Dicho recuerdo que reside en la conciencia colectiva de nuestro pueblo, es todavía, y ya han pasado más de mil días desde la tragedia, utilizada por algunos que no reconocen su derrota electoral. La memoria y el respeto a los que nos abandonaron queda olvidada por aquellos que no ven más que en términos políticos, que olvidan lo humano. Hay parte de la derecha que pretende ver sombras y "agujeros negros" en el juicio a los culpables, porque saben que la imagen que ofreció el gobierno de Aznar aquellos días deja mucho que desear para muchos de nosotros. Ponen dudas y siembran confusión en torno a la labor de la justicia, con independencia de que el que juzgue sea conservador o progresista, o que detrás de sus tesis conspirativas no haya nada sólido.


Algunos quieren que entremos en su juego. Que tres años después pretendamos ver un Golpe de Estado contra un Gobierno, la sombra de ETA y otros muchos fantasmas que den de comer a ciertas "ratas mediáticas". Yo, confío en la justicia y a su vez, tres años después de aquella infamia, no tengo más que recordar a muchos que lo importante de aquellos días no fue el vuelco electoral, sino algo que será insustituible e irreparable, la vida de muchos que no están y de otros que han quedado dañados de por vida.

1 comentario:

Anónimo dijo...

sin palabras