Un despido improcedentemente legal

Esta semana el TC ha dado la razón a la Conferencia Episcopal, respaldando un despido a una profesora de religión, maria del Carmen Galayo Macías, que había cometido el pecado de mantener relaciones afectivas con otro señor, tras haberse divorciado. Y si este despido, que en cualquier otro orden sería improcedente, aquí se consiente, es porque se respalda en que el Concordato firmado con la Santa Sede, habilita a la Iglesia a decidir sobre la contratación y despido de catequistas y maestros de religión, eso sí, haciéndose cargo el Estado de su mantenimiento salarial.

El presente caso se une a otros numerosos de análoga naturaleza como los de la profesora despedida por su pertenencia a IU y su ocio, consistente en salir de copas. El sindicalista. La que se declaró no creyente, o la almeriense que contrajo matrimonio con un divorciado.

Sin embargo mientras la Iglesia española actúa de manera totalitaria, invadiendo la esfera personal de los profesores de religión, en otros caso es bastante más laxa. No hay que ir muy lejos. Su emisora de radio alberga a un ateo y un protestante, ambos estrellas en sus respectivos programas, que entre otras cosas apoyaron una Guerra, que ha costado ya centenares de miles de muertos, y ante la cual el Vaticano y las distinas diócesis españolas mostraron unánimemente su rechazo más absoluto.

Tampoco parece importarle demasiado que en su cadena de televisión, Popular TV, presente un programa "estrella" una mujer, ligerita de cascos y de faldas, como la ex conscursante de GH "Fresita". En este caso, desde la emisora de televisión donde se ha de dar ejemplo de la obra y milagros de Jesús, la Leti Sabater de Salou goza, a pesar de los numerosos episodios "oscuros" de su vida, uno de ellos en el que daba especial valor al tamaño del miembro masculino, de la máxima confianza de la Televisión de los Obispos.

Por no entrar en los casos de pederastia, teme recurrente, pero real, donde se practica un deleznable corporativismo, visto en pocos cuerpos.

Este actual gobierno ha conseguido modificar la actual financiación de la Iglesia, sin embargo, estas reformas han de ir a más, y tocar aquellos Acuerdos que rompen con los derechos y libertades de una sociedad aconfesional, como según nuestra Carta Magna es la española.